domingo, 26 de septiembre de 2010

Clemencia ante la corte ¡Nuevos escritos!

Atención

¡Véanme! Sigo siendo un vago comiendo pan y ahí están todos, dejándome moribundo, débil. Nunca supe por dónde va la vida, he intentado seguir un camino con mi bote a medio inflar pero siempre término ahogado, intentando recordar como nadar. Ya olvidé hablar, todo es una crítica, que me revienta una y otra vez, las soporto porque sé que nada entienden, no entienden lo que quiero expresar, quizás porque no expreso, no puedo y si lo hago, lo hago mal.

Osadía de monos

Eran las doce, estaba todo oscuro, cada uno tomó su traje y corrió lo más lejos que pudo hasta llegar al punto de encuentro, créanme, era negro. Las balas corrían y yo sentía un caudal brotando por mi cuello. La gran mayoría tomó piedras pero yo con mi aficionada preparación tomé lo que tenía a mi alcance, mi maravilloso rifle. Los siguientes instantes serían como si la vida no me diese la razón, mis compañeros lograron apuntar al blanco con sus primitivos instrumentos venciendo a la gran parte, pero yo todavía estaba sin puntuación, era como si fuese un espectador, un corresponsal de prensa, no podía entender como las posibilidades que existen entre una piedra y un rifle daban a favor de las piedras, era inhumano. Sentía gritos pero no eran míos, volvía a disparar pero los disparos bloqueaban mi audición, la desesperación comenzó a ser mi fiel novia y por un largo rato me sentí vacio, comencé a escuchar carcajadas que se multiplicaban una tras otras, burlándose de mi anunciado fracaso, comencé a caer en pasajes de la infancia, en mi rutinarios fracasos, en mi lucha trillada y vaga de todos los tiempos, me cuestioné todo pero a pesar de ello no me rendiría, salí de mi línea y comencé a buscar. Disparos atravesaron mi cuerpo pero mi arrogancia impidió que me tumbara en plena guerra, no quería una muerte en vano así que corrí por el largo vacio que tenía al frente, sólo, hasta que los encontré, eran ellos, disfrazados de monos, no entendí cómo pero mi rifle se convirtió en pez, el televisor cambió de color y todo terminó en un baile, un baile árabe interpretado por monos.

(?)

Es ahí diciendo que no conozco, no me conozco, no te conozco, no conozco a los políticos, a mi familia, a mis amigos, a Dios, a mis conocimientos. No conozco, no puedo pretender conocer, simplemente no puedo.